Esta
es una receta que hace tiempo que quería
hacer desde que la vi en el libro de la PYSME que comentamos aquí.
La
tenía pendiente y hace unos días repasando un libro de cocina catalana de hace
unos años me la volví a encontrar, esta vez en una versión del restaurante
barcelonés Chicoa. Antes de la moda de la cocina vanguardista y la
tecnogastronomía era uno de los restaurantes
de moda y sigue siendo uno de los clásicos de Barcelona. Su especialidad
es el bacalao.
La
especialidad en bacalao y el nombre dan a entender un origen vasco, pero no lo
tiene en absoluto, el cocinero y dueño, Joan LLobet, es catalán y el nombre no
es vasco, es un pueblo de Mozambique sin ninguna relación, al parecer fue
escogido por que le sonaba bien.
El
Empordà es una comarca de Catalunya conocida por diferentes facetas entre ellas
la gastronomía y el vino. La capital es Figueres, conocida entre otras cosas
por el museo Dalí y el museo del juguete. Del Empordà era Josep Pla, gran
escritor y amante de la buena cocina.
La
receta es fácil de elaborar y no presenta grandes problemas de confección o de
ingredientes, entre las pocas aclaraciones está la de usar un vino blanco seco
y no ácido. Usé bacalao ya desalado, sino habrá que hacerlo, ya saben cómo:
sumergirlo en agua fría por 24-36 horas cambiando el agua cada 12 horas.
Nada
más que la coletilla habitual: Vigilen su alimentación.